Thursday, March 19, 2009

El empleo de la maquina ha transformado por completo las condiciones del trabajo. Ha roto un equilibrio milenario asestando un golpe mortal al artesanado, vaciando los campos, engrosando las ciudades y, al liquidar armonías seculares, ha perturbado las relaciones naturales que existían entre el hogar y los lugares de trabajo. Un ritmo furioso que, unido a una desalentadora precariedad, desorganiza las condiciones de la vida al oponerse a la conformidad de las necesidades fundamentales. Las viviendas abrigan mal a las familias, corrompen su vida íntima… El mal es universal y se expresa, en las ciudades, por un hacinamiento que las convierte en presa del desorden, y en el campo, por el abandono de numerosas tierras.
Le Corbusier